Subo al tren descarrilado camino a la chingada. Traigo la sangre caliente.

Wednesday, July 27, 2005

La pila del bautismo

"It is difficult - perhaps impossible - for a writer to say anything about his own work. All he has to say has been said as fully and as well as he can in the body of the book itself. If he has failed to make his meaning clear there it is scarcely likely that he will succeed in some pages of preface or postscript. And the author's mind has another peculiarity which is also hostile to introductions. It is as inhospitable to its offspring as the hen sparrow is to hers. Once the young birds can fly, fly they must; and by the time they have fluttered out of the nest the mother bird has begun to think perhaps of another brood. In the same way once a book is printed and published it ceases to be the property of the author; he commits it to the care of other people; all his attention is claimed by some new book which not only thrusts its predecessor from the nest but has a way of subtly blackening its character in comparison with its own.

"It is true that the author can if he wishes tell us something about himself and his life which is not in the novel; and to this effort we should do all that we can to encourage him. For nothing is more fascinating than to be shown the truth which lies behind those immense facades of fiction -- if life is indeed true, and if fiction is indeed fictitious. And probably the connection between the two is highly complicated. Books are the flowers or fruit stuck here and there on a tree which has its own roots deep down in the earth of our earliest life, of our first experiences. But here again to tell the reader anything that his own imagination and insight have not already discovered would need not a page or two of preface but a volume or two of autobiography. Slowly and cautiously one would have to go to work, uncovering, laying bare, and even so when everything had been brought to the surface, it would still be for the reader to decide what was relevant and what not." - from "An Introduction to Mrs. Dalloway" by Virginia Woolf

A un día de cumplir la (¿fatídica?, ¿gozosa?) edad de treinta años, recuerdo este pasaje de la carta introductoria a "Mrs. Dalloway" escrito por la misma Virginia Woolf. En estos momentos me encuentro euforizado leyendo esta novela pero hay otras razones por las que quise incluir (precisamente en este día) un pedazo de esta carta que Virginia escribió para su propia novela.

No lo hago porque yo también sea escritor y me refleje en ella (aunque eso también es cierto), sino que es algo que me gustaría leer a mi familia y amistades de la misma manera en que se enfrenta Liv Ullmann a Ingrid Bergman en "Autumn Sonata" o Holly Hunter a su familia en "Once Around" o Stockard Channing a sus amistades en "Six Degrees of Separation". Por 30 años o durante el tiempo en que me han conocido, yo soy aquel libro que ellos han leído, desmenuzado, querido, odiado o que de plano no han comprendido. Son libres de hacer las interpretaciones que quieran de mi porque al interactuar conmigo, las explicaciones están de sobra y lo que ellos ven lo procesan de acuerdo a sus propias circunstancias. Los juicios son inevitables.

Pero eso no quiere decir que a mi me tienen que importar esos juicios. Porque la lectura que ellos hagan del libro de mi vida es muy ajena a lo que yo vivo. Es muy ajena a la vida que yo deseo para mi, como llevarla a cabo y lo que quiera hacer con ella. Entonces ellos se podrán apropiar de ella y decir misa, pero el que tiene que vivirla día con día soy yo. Y entonces debo de confiar en mi mismo y vivir de acuerdo a lo que me hace feilz a mi. Lo que me tiene en paz mi. Aquí no importan ellos, por más etiquetas y calificativos que intenten colocarme. Aunque debo admitir que sí me importan, me calan, atormentan, dañan o todo lo contrario. Ya no quiero depender de ellos.

No lo digo con soberbia, pero el que importa soy yo. No es soberbia porque es la verdad. La verdad es que soy yo el que se va a morir -- sólo, sin ellos. Yo soy el que va a encarar a Dios al final de mi vida. Y, ¿quién de ellos estará ahí para acompañarme? Entonces si yo soy un hombre que está cumpliendo 30 años, con una serie de valores, anti-valores, principios, errores y virtudes, entonces ya es tiempo que tome la sartén por el mango y viva de acuerdo a eso, o no. Pero que sea mi decisión, que tome la responsabilidad. Que supere mis pedos personales.

Como le dice Shirley MacLaine a Meryl Streep en "Postcards from the Edge": "Don't you think it's time you get over that terrible thing that happened in your adolescence? Don't you think it's time to move on?"

It's time, Shirley, it's time.

2 Comments:

Blogger Silencio said...

Claro, ya que estes en los divertidos treintas veras que todo es más sencillo y que de verdad tienes que dejar hartas cosas atras.

3:36 PM

 
Blogger Anonymous said...

Gracias Silencio!
Todo mundo me dice lo mismo y así espero que los treinta sean los buenos. Hay mucho equipaje de más que habrá que dejar en el camino. Salud!
Laszlo

4:53 PM

 

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