Subo al tren descarrilado camino a la chingada. Traigo la sangre caliente.

Tuesday, July 19, 2005

Aquí la gente es buena

Lo que más extrañaré de esta compañía el día que deje de trabajar en ella serán sus fiestas. Ah qué buenos pachangones. Ayer lunes hubo uno y eso mismo se me ocurrió cuando bailaba al ritmo de la Sonora Margarita. ¡Qué feliz fui! Entendí que este tipo de placeres jamás podría tenerlos en Monterrey, por la misma naturaleza de su gente y costumbres. En Los Angeles tampoco, por lo aburrido y estructurado de su ciudad. Pero la Ciudad de México me ha abierto los ojos ante las posibilidades de la diversión. Bailé con un ánimo feroz, reí, bebí (of course...) y aunque hoy goce de una ligera cruda física y moral, anoche tuve momentos buenos. Si me hubieran visto mis papás quizás no les habría gustado que me emborrachara, pero sí se hubieran sentido contentos de verme feliz.

Creo que anoche me veía bien pero no tanto como para que me tiraran el pedo, lo cual sucedió. Ya estoy empezando a creer que sí tengo lo mío. (Risas) Tal parece que tanto tiempo en Los Angeles me tumbó algo de mi auto-estima... allá la belleza es tan fabricada e idealizada que a los simples mortales que no se parecen a modelos de calzones Calvin Klein ni quien los pele.

Tengo un hambre de perro y faltan dos horas para comer. Lo único que desayuné fueron dos barras Special K y mi bote de agua. Pero no dejo de pensar en lo bien que me caerían unos chilaquiles, un pozolazo (saludos, Gonzalo) o de perdido el consabido machacado con huevo y gordas de harina de mi tierra (arriba el Norte).

Me estoy inclinando a pensar que el fin de semana en Valle de Bravo no es una buena idea. Tengo ganas de salir de la Ciudad (cuándo te conoceré, Tepoztlán, cuándo??) pero no a ese precio. Y por precio me refiero a los estragos físicos que me causará el chupirul. Por cierto, basta de hablar del chupirul. Ya parece que ésa es la única tecla que sé tocar en el piano de mi vida. Hay más teclas, muchas más.

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