Hoy no puedo dormir... escribo y bebo
Y hablando de escribir, esta es mi carta.
Acabo de leer un cuento de Annie Proulx titulado BROKEBACK MOUNTAIN. Esta historia sobre el amor malogrado entre Ennis del Mar y Jack Twist me conmovió de una forma desgarradora y durante días fue imposible despejar el espectro que dejó en mi vida. No puedo esperar más a ver la película que se adaptó de este cuento y que ha sido dirigida por Ang Lee. Se estrena el 9 de diciembre en Estados Unidos y según las críticos que ya la han reseñado, es impresionante. Heath Ledger parece haber dado la actuación del año como un cowboy que ha encontrado al amor de su vida, pero que le es imposible entregársele por completo. Sin duda, la última escena es devastadora.
Después de haber leído EL AMANTE hace unos meses, me seguí con AMERICAN PASTORAL de Philip Roth (la cual me dejó con un acento de insatisfacción literaria) y ahora emprendí la lectura de THE LINE OF BEAUTY de Alan Hollinghurst (ganadora del Booker Prize, 2004). Ésta última ha sido un grato descubrimiento. La manera en que Hollinghurst describe la atmósfera social y política de Londres en los ochenta es hilarante y maravillosamente incisiva. El retrato que hace de su protagonista, Nick Guest, me tiene absorbido y estoy seguro que tendrá repercusiones en mi propia vida. Hay varias novelas que tengo en fila para leer después de ésta, pero aún no me decido cuál escoger primero. Están: MEMORIAS DE ADRIANO de Marguerite Yourcenar, CIEN AÑOS DE SOLEDAD de García Márquez (¡la tengo que leer algún día, es un pecado que no lo haya hecho aún!), CATCHER IN THE RYE de J.D. Salinger, A CONFEDERACY OF DUNCES de John Kennedy O'Toole, THE MASTER de Colm Toibin, YO EL SUPREMO de Augusto Roa Bastos, AMSTERDAM de Ian McEwan y algo mexicano... quizás Héctor Aguilar Camín, de quien disfruté tanto su GUERRA DE GALIO. Veremos.
Mi trabajo está en un punto muy inestable. Mi jefe no me quiere pagar por los capítulos de la telenovela que estoy haciendo. Tampoco me quiere subir el sueldo y no sabe qué hacer conmigo. Llevo casi quince capítulos escritos y es urgente que reciba más dinero de lo poco que actualmente gano porque, de otra manera, nunca acabaré por avanzar en esta vida. Tengo treinta años y estoy estancado en la miseria. O sea, qué pedo conmigo. Tengo que avanzar pues se los debo a mis padres y a mi mismo. De pronto pienso que la otra persona para la que estoy trabajo (diferente a mi jefe) no cree tanto en mí ni tampoco me defenderá, a pesar de la amistad que ha nacido entre los dos. Puta madre, ¿cómo le voy a hacer para salir adelante? Es una incógnita inmensa. El gran misterio. No deseo riquezas, pero debo despabilarme ahora si no quiero que a los cuarenta o cincuenta sea un pobre diablo que no tiene ni siquiera para pagarse los achaques de vejez que seguramente tendré. Y entonces ya me veo mendigando a mi hermana y su esposo para que se compadezcan de mí y me acojan económicamente (por Dios, ¡no! ¡Que nunca pase eso!). El pariente pobre jamáse seré.
Bueno, basta de auto compasión. Me estoy dando lástima y es muy temprano para esas chingaderas. Para tormentos, remitirse al cuaderno que ocupo de diario y en el cual sí vierto todas mis depresiones histéricas. Por ahora, mejor me ocupo en lugar de preocuparme.
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