¡ Flores para los vivos !

El sábado le compraré flores (rosas... que sean blancas) y pediré que las reciba el 8 de noviembre, día de su cumpleaños.

8 de noviembre... también es el día en que arribé a la Ciudad de México (hace 2 años). No estoy seguro si esta convergencia de fechas tiene el significado cósmico que deseo verle... aunque espero que sí. Si le agrego que nos conocimos el 8 de octubre pasado, día del aniversario de muerte de mi abuela, uno de los seres que más he querido y admirado en mi vida, entonces el choque de nuestros destinos se vuelve innegable. Y aún no entiendo cómo fue que de pronto conocí a su ex-novio... cómo fue que se vino a sentar a un lado mío entre tanta gente que había en aquel evento. Es asombroso cómo uno atrae este tipo de coincidencias tan sólo con las fuerzas que destila el corazón. Para terminar, abrió su negocio en 1994, el año más mágico de mi vida por muchas razones.

Podré hilar millones de coincidencias afortunadas entre los dos, pero todo está en que también las vea Jiménez. Todo está en que vuelva a querer estar conmigo, verme. Por lo pronto, enfoco mis energías en las flores que le mandaré que, a diferencia de las que venden en "Un Tranvía Llamado Deseo", serán para los vivos, ¡en nombre de los vivos!, porque lo que siento por Jiménez está VIVO y no puedo ni quiero dejarlo morir.